Apostillas desde Ecuador
La noche histórica, vivida en primera persona por nuestro enviado especial
Por suerte solo amenazó
Desde la mañana temprano el sol pegó muy fuerte. Una remera
mangas cortas hasta era demasiado. Pero como ocurrio en los días anteriores, de
a poco las nubes se fueron ganando un lugar y "apagaron" al sol.
Truenos, relampagos y mucha amenaza de lluvia se dio antes del partido, pero por suerte pasó por arriba, dejo jugar y nos permitió vivir una fiesta.
Has lo que yo digo...
Hace pocas semanas, Oscar Ruggeri, hoy en dia "jugando" a
ser periodista, dijo en el programa 90 Minutos de Fútbol, que a ellos
(exjugadores) les duele que la gente no los reconozca como antes. Lo llamativo
fue que ayer, estando en el palco de autoridades argentinas, no se quiso
acercar a sacarse fotos con el público que lo fue a buscar y tampoco acercarse
a un periodista que lo llamó y a quien le respondió de mala manera. Un campeón
adentro de la cancha, nada más.
Con respeto
En lo general la gente en Quito es amable y atenta, ademas
de respetuosa, algo que se trasladó a la cancha. Varias horas antes del cotejo
se pudo ver a los argentinos mezclados con los ecuatoriano y por ello hubo un
hermoso clima en las tribunas, algo que también es bueno para el fútbol en
general.
Festejo doble
El triunfo y la clasificación era lo que se buscaba. Se
festejo así, con bronca, sacándonos los nervios de adentro y viviendo una gran
fiesta. Pero la gente no se quedó solo con eso, en un momento se escuchó un
grito de gol que no era de ese partido. ¡Gritamos un gol de Brasil!. Pero no
por los brasileros, sino porque Chile se despedía de la chance de clasificar.
Aunque parezca raro, entre tanto grito, se pidió "un minuto de silencio".
Impensado
Una de las grandes ovaciones que hubo en el estadio, además
de la de Messi obviamente, el publico gritó por Di María. Sí. El "fideo, fideo"
retumbó en el Atahualpa. Uno de los más resistidos, se llevó el aplauso en el último
partido.