“Cuando las nenas volvieron al club estaban felices”
Afirmó Florencia Lovera, profesora de patín de Asociación El Ceibo, quien le dio valor al hecho de poder estar dictando clases en las instalaciones de la "Flor Nacional" mientras que en San Francisco -por la pandemia del coronavirus- otros deportes aún no fueron habilitados para retomar los entrenamientos en cancha.
"La verdad que valoro muchísimo poder estar dando clases en El Ceibo y haber vuelto al club porque también me pongo en el lugar de los otros 'profes' que aún no pueden trabajar y es muy triste", subrayó Florencia Lovera, profesora de patín que trabaja en la institución de la "Flor Nacional".
"Cuando las nenas volvieron al club estaban felices", resaltó Lovera teniendo en cuenta este contexto marcado por el coronavirus.
Acerca de sus comienzos en este deporte, en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO, comentó: "Soy morterense y arranqué a dar clases de patín en la ciudad de Morteros, en el año 2007, con un grupito de competencia. También estuve trabajando en Porteña y en Brinkmann. Después en 2010 me vine a estudiar a San Francisco el Profesorado de Educación Física, en Fasta, mientras que en 2013 comencé a dictar clases en El Ceibo y ya me instalé acá".
Luego, detalló: "Al mismo tiempo en aquella época daba patín en Freyre, mientras que en El Ceibo arrancamos con un grupo chiquito, solo recreativo ya que antes no había patín en el club. Bueno, hoy ya hace siete años que estoy trabajando acá y muy contenta de poder tener esta continuidad".
Trabajar desde casa
"Al principio de la pandemia uno se tomó el hecho de no poder ir al club como unos días de descanso porque sinceramente supuse que serían quince días, como mucho. Además pensé que a las chicas le iba a venir bien el parate porque veníamos de una pretemporada. Entonces seguimos con los trabajos físicos ya que les enviaba ejercicios para que hagan en sus casas. Hasta que después llegó el segundo anuncio que se extendía la cuarentena, debido a esto comenzamos a trabajar vía Zoom todos los días. El grupo de competencia tenía preparación física y patín. Mientras que el grupo de patín recreativo hacía unos trabajitos menores", explicó Lovera.
"Además seguimos trabajando con Carlos Urquía, que a pesar de todo esto del coronavirus pudimos continuar con las tareas, pero vía 'online'", acotó.
"Con este panorama, empezamos a buscar otros objetivos y dijimos 'de esto tiene que salir algo bueno'. No solamente quedarnos en que no podíamos venir al club. Entonces comenzamos a plantear metas para cuando retomen las competencias, que en un principio parecía que iba a ser este año, pero está muy difícil para que se dé en este 2020. De esta forma, apuntamos a poder competir el año próximo", señaló.
Una nueva rutina
Florencia Lovera está casada con Mariano Fassetta, quien también es profesor de educación física y trabaja como entrenador de básquet en Centro Social de Brinkmann. Acerca de cómo tuvieron que atravesar como pareja los primeros meses de aislamiento social por el Covid-19, "Flor" expresó: "Nosotros pasamos de vernos dos horas por día a convivir las veinticuatro horas del día toda la semana. Eso fue una cambio grande. Después, en la parte laboral, dependíamos mucho de lo que iba pasando en los clubes, que iban a resolver los dirigentes y si los padres iban a seguir pagando la cuota. Hubo mucha incertidumbre".
"Además, al ser ambos profesores de educación física y tener que dar clases virtuales en casa con una nena de tres años fue algo caótico. En este sentido, la cuarentena fue complicada", reconoció.
"Sin lugar a duda, en San Francisco los clubes viven de los socios, por lo menos los clubes más chicos. La verdad que con la gente de El Ceibo estoy muy agradecida por la predisposición de los dirigentes para ir resolviendo las cosas que se presentaban. También le quiero agradecer a los padres de las niñas que siguieron apoyándonos y que tienen un sentido de pertenencia con el club", dijo con énfasis.
Tuvo que reinventarse
"Siempre venía al club y entrenaba acá, estaba muy acostumbrada a esa rutina. No soy demasiado amiga de la tecnología y bueno, tuve que acostumbrarme a utilizarla de manera frecuente y la verdad que me costó un montón", sostuvo la profesora de El Ceibo.
"Creo que hay que buscar más herramientas para enseñar y todo esto nos despertó, en cierto punto, a preguntarnos porqué uno está muy acostumbrado a la rutina y, sin intención, va dejando pasar algunas cosas. Por eso hoy, como profesora, sentarse delante de una computadora y dar una clase es muy diferente que venir a entrenar al club. Entonces te tenés que reinventar desde ese lado", aseveró.
"Muchas veces me empecé a plantear cómo le transmitía las clases a las nenas y que entendían de todo lo que les estaba diciendo. Desde eso punto de vista, la pandemia fue beneficiosa", aclaró.
La vuelta al club
"Cuando nos autorizaron y pudimos volver a entrenar al club para las nenas, motivacionalmente, fue otra cosa. Nosotros retomamos las clases en El Ceibo a mediados de julio, y a fin de ese mes aproximadamente habilitaron a las menores, que van desde los ochos años en adelante. Ahí sí pudieron venir la mayoría de las chicas", sostuvo Lovera.
"Estaba feliz cuando recibí la noticia de que podíamos regresar al club. Recuerdo bien ese día cuando se nos otorgó la habilitación, venía manejando y recibí un mensaje de Juan (Iturburu, Director de la Secretaría de Deportes de la municipalidad) donde me decía que se había habilitado patín", explicó. Al tiempo que aclaró: "Pero las nenas recién se pusieron contentas después, cuando en unos quince o veinte días aprobaron que las mayores de ocho años podían retomar las prácticas", indicó.
"Cuando las nenas volvieron al club estaban felices porque hicieron mucho trabajo en casa y querían ver si había servido. Y la verdad que salieron cosas hermosas de lo que cada una hizo en su hogar, entonces estaban enchufadas y motivadas al ciento por ciento", destacó.
"La verdad que valoro muchísimo poder estar dando clases en El Ceibo y haber vuelto al club, porque también me pongo en el lugar de los otros 'profes' que aún no pueden trabajar y es muy triste", consideró. Y además estimó: "Es triste económicamente y laboralmente por las condiciones que tenemos los 'profes' para trabajar, y lamentablemente no son las mejores. También es duro ver la cara de muchos niños que sienten frustración y enojo por no poder volver a practicar su deporte favorito".
"Hay actividades que sí volvieron, pero otras no, la gente puede ir al supermercado, al bar, pero no al club al jugar al básquet, por dar un ejemplo. Entonces hay muchas injusticas e incoherencias en algunas cuestiones", aseguró.
El protocolo sanitario
"Considero que lo más importante es limitar el cupo de alumnas por turno para que haya distanciamiento social. Me estoy manejando con ocho, nueve o diez chicas por turno, no más de ese número ya que el patín es un deporte muy movedizo dentro de la pista, entonces si hay mucha gente se empiezan a chocar", argumentó.
"Acá en el club hay un rociador con alcohol diluido en agua, además ellas tienen alcohol en gel, no estamos utilizando los baños y los padres no ingresan al club", añadió.
Por último, "Flor" Lovera expresó: "Es importante que todas las personas, niños y adultos, hagan deporte y tengan una vida saludable. Pero por esta situación de pandemia que estamos atravesando me empieza a dar miedo que los chicos que hace muchos meses que no realizan actividad física, cuando todo esto pase, realmente volverán al deporte o dejarán de lado la disciplina que estaban practicando".