De Sportivo y la Liga Cordobesa a debutar en La Bombonera
La historia de Ariel Lencinas en el fútbol grande de nuestro país tiene tintes de telenovela. Tras pasar de la "verde" a Instituto de Córdoba, su estreno en la primera división fue ante el Boca de Bianchi en 1999. Una experiencia inolvidable, contada en primera persona. Además, una imperdible anécdota en el doping, junto al histórico goleador xeneize.
El domingo 10 de octubre de 1999,
con La Bombonera rebalsaba de público, Boca Juniors le ganaba con un doblete de
Martín Palermo 2 a 0 a Instituto de Córdoba y se subía a la cima de la tabla de
posiciones del Torneo Apertura. Ese mismo día, en la "Gloria" hacía su debut
absoluto en primera división el sanfrancisqueño Ariel Lencinas, que vivió una
jornada inolvidable.
El "maní", había dado el salto de la Liga Cordobesa a la élite del fútbol argentino puesto que en agosto de 1998, Sportivo Belgrano lo había transferido a Instituto, donde se venía desempeñando en reserva.
Toda la historia que se teje en torno a este debut absoluto parece de telenovela y el propio Lencinas, en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO, la relató en primera persona.
Una sorpresa
La previa al choque contra Boca, no fue habitual. El partido estaba programado para el domingo 10 de octubre, por eso el plantel de primera de la "gloria" emprendió el viaje a Buenos Aires el día viernes. Mientras, Lencinas se entrenaba con la reserva, en donde era capitán y acumulaba varios goles.
Pero ese viernes su suerte cambió. "Fue todo muy sorpresivo para mí. El plantel de primera había viajado el día anterior hacia Buenos Aires y nosotros, la reserva, viajábamos el domingo a la mañana a Buenos Aires. Entrenando en reserva, me dijeron que a la tarde (el sábado) viajaba a sumarme a primera porque se había lesionado Galarza. Viajé con el presidente y fui con el sueño de poder estar en el banco. No me imaginé todo lo que luego pasó", contó Lencinas.
El domingo, en la charla técnica, el "Maní" se topó con otra grata novedad: iba de arranque. "Cuando Corti dio el equipo, él antes no me había dicho nada, en el pizarrón estaba mi nombre. Hoy pienso y valoro que Corti actuó muy bien porque me lo dijo un ratito antes del partido, entonces no me pasé toda la noche con nervios", recordó.
Y agregó: "Miro el pizarrón y decía Lencinas de central. No lo podía creer, es algo que todo jugador anhela. Yo soñana, a esa altura, con poder ir al banco de suplentes siquiera. Y ahí no más, del hotel a la cancha, fueron 15 minutos de un sueño increíble".
Lencinas (con la 22) marcando a Riquelme.
Jugar en La Bombonera
En la continuidad de la charla, se refirió al escenario en donde debía concretar su debut absoluto en primera: la emblemática Bombonera, ante, quizá, el mejor Boca de la historia.
"Cuando salimos a reconocer la cancha, se me pasó toda la carrera por la cabeza: fue algo supremo. Fue pasar de Sportivo a Instituto y de ahí a esa gracia que me tocó vivir", dijo y añadió que "el mito de La Bombonera es cierto. Yo jugaba de central, quería darle una indicación a los laterales y era imposible, cuando cantan todos es algo increíble. No es normal lo que pasa en La Bombonera cuando salta toda la gente".
El partido
En un Boca lleno de figuras, en la alineación titular, donde Carlos Bianchi decidió preservar a algunos valores fundamentales, resaltaban Juan Román Riquelme, Martín Palermo, Óscar Córdoba, Jorge Bermúdez, Rodolfo Arruabarrena y debutaba un juvenil de Altos de Chipión: Nicolás Burdisso.
"Yo jugué el partido de segundo marcador central pero entre cruce y cruce nos hemos rozado con Palermo. Marcar a un histórico como él, de un club como Boca, fue muy placentero", manifestó Lencinas. Y recordó que "en la pelota parada tenía que marcar a Arruabarrena".
"Fue una experiencia muy linda, al día de hoy le muestro a mi hijo lo que pasó en ese momento y quizá tal vez, al ser chicos, no tomen conciencia de lo que fue. Pero son cosas que pasan a la posteridad", acotó.
Boca lo ganó 2-0 con un doblete de Palermo y con ese triunfo se subía a la cima de la tabla de posiciones.
Una anécdota imperdible
Una vez concluido el partido, Lencinas fue uno de los futbolistas sorteados para realizarse el control antidoping. Allí, se topó con Palermo y el "Chino" Pereda. Justamente con el "9", se concretó una anécdota que siempre es recordada por el sanfrancisqueño.
"Con Martín Palermo y el Chino Pereda me tocó ir al antidoping. Pasó de todo. El secretario de Instituto me apuraba para que nos vayamos rápido y yo le decía que espere. Para quien lo vivió, después de un esfuerzo de 90 minutos a ese nivel e intensidad, más el cansancio y la relajación postpartido, no es fácil orinar. Así que con Palermo nos pusimos a tomar cerveza y hablar de la vida. Me decía que disfrute de todas esas vivencias. Yo no podía creer donde estaba. Al día de hoy no me alcanzan las palabras de agradecimiento. Era una charla de mesa de bar, Palermo tuvo casi media hora más que yo ahí", contó entre risas.
"Le debo todo a Sportivo"
Su amor incondicional por los colores de Sportivo Belgrano no pasaron por alto durante la amena charla. "Si soy reconocido futbolísticamente es por Sportivo Belgrano, le debo todo al club. Soy del barrio, hice las inferiores en el club, jugué y fui campeón en la Liga Cordobesa, jugué argentinos con Sportivo. Siempre le estaré agradecido, gracias a ello pude vivir esta experiencia", afirmó.
Y luego agregó: "Hoy con 45 años la gente me sigue expresando su cariño. Sportivo fue mi casa. Salí del Baby, donde jugué para Defensores de Sportivo y me sumé al club. Debuté en el 93' en primera, en la Liga Cordobesa. Para Sportivo solo tengo palabras de agradecimiento si tuviera que devolverle algo al club me sería imposible porque me lo dio todo. Desde la pileta, me marcó mucho en mi vida".
"No fui un fenómeno pero siempre di todo por la camiseta de Sportivo Belgrano", finalizó.