El Club Champaquí y un nuevo ascenso
Integrantes del Club de Montaña Champaquí de San Francisco concretó la apertura de una nueva ruta de ascenso al imponente volcán Llullaillaco, el santuario más alto del mundo.
El Llullaillaco es en esencia una montaña única en nuestros Andes, una montaña sagrada, es el santuario más alto del mundo; repleto de historias, de mística, de espiritualidad. No es solo un ascenso deportivo, es imposible ir al Llullaillaco y solo centrarse desde el desafío deportivo (que por cierto lo es), sino también al caminar sus sendas, recorrer sus laderas, uno indefectiblemente se traslada por más de 500 años en el tiempo, allá donde los Incas se animaron a ingresar en este mundo de las alturas, para dejar testimonio y celebrar sus creencias unidos a la madre tierra.
La expedición organizada por el Club de Montaña Champaquí de San Francisco concretó la apertura de una nueva ruta de escalada por la vertiente sur del volcán Llullaillaco (6.739m), ubicado en la Puna salteña. Esta expedición estuvo integrada por montañistas de dilatada y reconocida trayectoria a nivel nacional e internacional; Sergio Cerutti, Adrián Gandino, Gerardo Casaldi y Martín Giraudo del club de montaña Champaquí; los salteños Christian Vitry, Emilio González Turu y Federico Sánchez, además de los jujeños Julio Altamirano y Eduardo López Jordán.
La cara sur del volcán Llullaillaco presenta una serie de canaletas de nieve con características técnicas para su ascenso, por lo que se le conoce como la vertiente deportiva de la montaña, comparada con sus otras caras, por donde el ascenso no tiene mayores dificultades.
La expedición partió de Salta. El grupo se trasladó a la localidad de San Antonio de los cobres ubicada a 3600 mts., dando inicio al cronograma de avance que permita a los integrantes lograr una adaptación adecuada a la altura, subiendo de manera paulatina en estos días y los siguientes a fin de conseguir el estado físico de aclimatación adecuado, para afrontar la gran altura de este coloso andino.
Tras cumplimentar el plan de aclimatación, instalaron el campamento base a 5.000mts, en los primeros días realizaron un reconocimiento de la posible vía de acceso, logrando luego de un gran esfuerzo emplazar el campamento de altura a los 5.750 mts., en el faldeo sur de la montaña, regresando posteriormente al campo base.
Luego se trasladaron definitivamente al emplazamiento del Campo Alto, para lanzar el ataque a cumbre en las primeras horas del día siguiente.
El grupo inició el ascenso en horas de madrugada y, tras un gran esfuerzo, Vitry, Gandino, Casaldi y Sánchez alcanzaron la cima a las 15hs del mismo día, mientras el resto del grupo tomó la decisión de regresar al campamento de altura por diversos motivos.
Características de la nueva variante de ascenso
Se trata de una ruta mixta, que posee una canaleta de hielo de aproximadamente 900 metros de desnivel y una inclinación máxima de 50 grados, combinada tanto al inicio como al final con bloques de rocas de gran tamaño, por donde se debe transitar con precaución y lentamente. La ruta se desvía de la canaleta de hielo en los últimos 50 mts. Este último trecho fue completado por Eduardo López Jordan, para luego descender por la misma hasta el campo alto.
La misma fue bautizada como "Huamán" (Espíritu protector, en quechua), nombre que identifica a este grupo conformado por amigos de diferentes provincias argentinas y generaciones.
Después de alcanzar la cumbre el grupo emprendió el regreso, pero lo dificultoso del terreno les retrasó el retorno, por lo que debieron instalar un vivac entre las rocas, para pasar la noche y alcanzar finalmente el campamento de altura a la mañana siguiente y llegar al campo base muy tarde en la noche.
Sergio "Gringo" Cerutti, reconocido "dinosaurio" del montañismo con sus 72 años, dio la nota destacada al escalar en solitario y realizar el primer ascenso a un pequeño volcán ubicado en la base Sur del Llullaillaco. Este acto fue en homenaje a la Pachamama, la Madre Tierra, por permitirle ver con sus propios ojos al Apu Llullaillaco, el volcán más sagrado de los Andes. Y por otra parte también un pequeño tributo a sus compañeros de expedición, que volvieron a confiar en él.
Este cerro no presenta dificultades técnicas, solo es un poco complicado su ascenso y posterior descenso por su laderas con mucho sayar (rocas sueltas que se mueven al pisarlas) y a ello sumado la compañía del viento permanente que azotaba todo el día y que dificultaba el caminar. En su cumbre el viento lo tiró al piso, nunca pudo estar de pié en ella y al descender también le dificultó la marcha, teniendo en cuenta que estaba solo y debía concentrarse en cada paso, los compañeros no volverían antes de 3 días.
De acuerdo con Christian Vitry, decidieron bautizarlo con el nombre de cerro "Chungara" en un recordatorio a los antiguos habitantes de esa región de la puna, que al igual que nuestro hermanos Comechingones, eran altos y barbados, tenían grandes tropillas de alpacas, llamas y vicuñas y también extraían oro y plata, por ello se tejieron muchas leyendas que perduran hasta el día de hoy, "encontrar sus tesoros escondidos en algún lugar del cerro".
Finalmente, al alcanzar la cima del coloso salteño, Adrián Gandino de nuestra ciudad se convirtió en un miembro más del selecto grupo de montañistas argentinos que conquistó las 10 cimas más altas de América, de las cuales el Llullaillaco forma parte. Son los macizos andinos que superan los 6.500 mts, las montañas más altas del mundo fuera de Asia y que concentran las maravillas de una cordillera única. Del tropical Huascarán al gélido Tupungato, del imponente Sajama al Incahuasi, ascendido hace 500 años por los Incas, del superpoblado Aconcagua al ignoto Walter Penck, que sólo cuenta con una veintena de ascensos en su historial.
Estas son : Aconcagua (6.962mts), Ojos del Salado (6.893), Pissis (6.795), Bonete (6.759), Tres Cruces Sur (6.749), Huascarán Sur -Perú- (6.749), Llullaillaco (6.739), Mercedario (6.720), Walter Penck (6.658), Incahuasi (6.638), sumadas al Tupungato (6.570) y Sajama -Bolivia- (6.542).
La bandera del Club de Montaña Champaquí sigue dejando huella y flameando bien alto en los Andes sudamericanos, sin interrupciones desde 1983 hasta la fecha, lo que sin dudas es un hito para el deporte de nuestra región.