El “pájaro” Juárez y su vida en Tandil
El defensor sanfrancisqueño emigró de nuestra ciudad hace unos 20 años atrás. Recorrió el país y el mundo jugando en diferentes clubes, hasta encontrar su "nido" en la hermosa Tandil. A sus 38 años, hoy sigue jugando y a la vez, disfruta de dirigir a su hijo Valentino.
Por Luciano Olivero | LVSJ
De esas historias de trotamundos. Tras hacer sus inicios en
Barrio Jardín y Belgrano en el Baby, donde fue subcampeón del Nacional y luego jugar
en Sportivo Belgrano, Claudio el "pájaro" Juárez tomó la Ruta 19, primero, para
probar suerte en clubes cordobeses, y allí empezó a deambular por el complicado
y estricto mundo del fútbol, que mientras intentes hacer una carrera, te tiene
de un lado para el otro, cambiando de ciudades contrato tras contrato.
Hoy a sus 38 años, Juárez encontró su mundo en Tandil, la hermosa ciudad de sierras en la provincia de Buenos Aires, donde arribó en 2003 a Santamarina y en poco tiempo mostró sus cualidades como marcador central. Hoy es un referente en el equipo de Unión y Progreso en dicha ciudad, incluso está comenzando a dar sus primeros pasos como entrenador.
Su camino
Claudio Juárez recorrió gran parte del país con el fútbol.
Sanfrancisqueño y clase '82, el "Pájaro" tiene un largo historial dentro de las
canchas, que incluye haber jugado en otros dos equipos tandilenses, Grupo
Universitario y Gimnasia y Esgrima. Desde Sportivo Belgrano nuestra ciudad, se
proyectó a un grande de la provincia, como es Instituto. Las de El Porvenir,
Quilmes de Rafaela, Juventud Unida de Gualeguaychú, Huracán Ciclista de
Gonzales Chaves, Jorge Newbery de Laprida y El Nacional de Tres Arroyos fueron
las otras camisetas que vistió.
Tras miles y miles de kilómetros recorridos, el defensor central de nuestra ciudad, encontró su "nido" en la bella Tandil y desde allí, habló con LA VOZ DE SAN JUSTO para contarnos su historia.
-¿Eras de familia fútbolera?
-Soy de padre futbolero, porque a mí abuelo no le creíamos
que jugaba al fútbol porque siempre decía que tiraba el centro y cabeceaba a la
vez, por eso no le creíamos, mí viejo sí, jugó en El Tala, en La Milka, él me
llevaba a verlo a la cancha y ahí empezó todo.
-¿Te acordás de tus inicios?
-Fue a los 4 años, cuando empecé en el equipo Barrio Jardín,
de San Francisco. Recuerdo que la ropa me iba grande y me metía a la cancha a jugar
cuando el DT se descuidaba, me inicié en Barrio Jardín y después me fui a
Belgrano donde tuve la suerte de compartir una hermosa categoría, donde
logramos ser subcampeones del Nacional de Baby.
¿Y Sportivo Belgrano y que significa para vos?
-Debuté en Sportivo Belgrano, a los 16 años por liga local y
el Torneo del Interior, tengo los mejores recuerdos, las pretemporadas en el
polvorín, con el mejor técnico que tuve, el "Negro" Juan Carlos Demicheli,
nunca tuve otro técnico así, un adelantado para aquellos entonces, te enseñaba
a jugar en todas las posiciones, antes de que uno sepa elegir, te enseñaba a
usar las dos piernas, a jugar simple, tengo lo mejores recuerdos.
Y... ¿Cómo hincha?
- Iba a la cancha desde pequeño, lo escuchaba por radio, me
encantaba y todavía me encanta saber sobre Sportivo, siempre le cuento a los de
Tandil, mejor dicho les pregunto, en una ciudad de 140 mil habitantes, como acá
en Tandil van 700 personas no más, allá siempre iba mucha gente, se vivía un
clima hermoso, la verdad se extrañan esas cosas.
-¿Cómo fue irse de San Francisco?
- Me fui a los 17, aún jugábamos el torneo del interior, habíamos
terminado, entre 1999 y 2000, me fui a Córdoba a estudiar, estudié kinesiología,
después dejé porque me fui a Buenos Aires a probar suerte, cuando llegué a Córdoba
me probé en Instituto y me fue bien.
-Fue un gran salto llegar a Instituto...
-Fue muy feliz para mí, muy lindo, porque antes me probé en
Talleres y la gente de Talleres me pedía el pase, me quería, pero en Sportivo
justo se habían quedado sin presidente y nadie firmaba, hice dos meses de
pretemporada, pero no conseguía el pase y no me dejaron quedar en Talleres,
pasaron los días y las semanas y me tuve que ir, por eso que después se me habrán
las puertas de Instituto fue mucha felicidad para mí.
-¿Cada cuanto regresas a nuestra ciudad?
-No soy de volver mucho, la familia se trasladó a completa a
Córdoba, tengo algunos tíos, abuelos, volví hace poco, pero no soy de volver
mucho, ahora con el tema de la tecnología hablamos mucho, la última vez que
volví fue para ver a mí abuelo antes de que falleciera.
¿Cuándo hiciste base en Tandil?
-Era 2007 o 2008, volvía de Indonesia, llegué y me sumé a
Grupo Universitario en el Argentino B, anduve bien, y ahí me empezaron a llamar
de clubes de acá de la zona, la verdad es que acá pagan bien, económicamente me
sirve mucho, me fui quedando, me fui quedando, nació mí hijo acá en Tandil y ya
encontramos nuestro lugar en el mundo.
-¿Solo jugas al fútbol?
-No no, trabajo en una empresa que vende toda la línea de
gaseosas Pepsi, trabajo todos los días, hasta las cuatro de la tarde, después a
la tarde reparo heladeras y aires acondicionados, eso ya es algo particular,
después entreno, corro, sigo trabajando mucho, esperando que vuelva el fútbol
que tanto queremos jugar.
¿Qué jugador es Claudio Juárez?
-Siempre fui aguerrido, no me gusta perder, soy calentón,
temperamental, pero con pocas rojas, metedor, no doy una por perdida, siempre
bien ubicado, creo que soy un buen jugador aguerrido, siempre le digo a los
chicos, podés mejorar la técnica, pero la entrega no se negocia.
Y hasta cuando habrá garra en las canchas de Tandil...
-Ojalá sean muchos años más, cada año que empieza siempre
digo que no juego más o que va a ser el último, pero como estoy siempre bien
entrenado, no me cuesta sumarme a un equipo, me sumo y termino jugando, el
tiempo dirá cuando me tenga que retirar, será cuando los delanteros me pasen
muy rápido por al lado.
-¿Qué significa el fútbol en tu vida?
-Mucho, hace unos años me rompí la tibia, también me rompí
cruzados, tengo dos operaciones y no puedo dejar de jugarlo, he vuelto siempre,
significa todo, todos los que conozco son por el fútbol, allegados, amigos,
habló fútbol todos los días, sigo a mí hijo, soy su técnico, no podría por
ahora vivir sin fútbol.
-Tu hijo entonces, frena ese retiro...
-Claro, cuando empezó a ver recortes que tengo guardado, yo
justo estaba saliendo de una dura lesión donde había dicho que no volvía más,
pero él chico me preguntaba cosas, me
decía que me quería ver jugar y entonces volví, ahora lo disfruto con él y
disfruto mucho, me entre, volví y él me pudo ver, incluso mí hijo pudo verme
hacer goles, que no es algo común.
-Dirigir a tu hijo hoy, es un regalo de la vida...
-Sin dudas, compartir este amor por este deporte junto a
Valentino no tiene precio, lo dirijo en décima y novena de Unión y Progreso, es
hermoso estar en cada segundo, en cada detalle, la verdad es que es una bendición
que estoy disfrutando mucho.
-Una carrera repleta de alegrías y seguramente algunos malos
tragos...
- Una alegría en el fútbol es que tuve la suerte de salir
campeón en varios equipos, pero mi mayor alegría fue cuando nació mi hijo
Valentino y al día siguiente ganamos el título en la Liga Tresarroyense. Una
tristeza grande me pasó en Juventud Unida de Gualeguaychú, después de
entrenarme y prepararme para jugar la Promoción, a poco de empezar el partido,
el "Loco" Marzo me quebró la tibia por la mitad. Luego tuve otras dos grandes
operaciones, que me dejaron un par de años sin poder jugar.
-¿Tu destino, entrenador?
-Me gusta mucho, ojalá pueda seguir siéndolo, por ahora con
los chicos, después más grandes y así trasmitir la experiencia, es sueño pensar
en la chance de ser un buen entrenador, ojalá pueda cumplirlo.