Mi entrenador, mi maestro, mi referente
Luego del enfoque mediático de varios días, este domingo se celebra el Día del Padre, las redes sociales explotarán por tal acontecimiento y en muchos hogares habrá festejo. Un día especial compartido junto al "viejo" pero con el que también muchos jóvenes lo hacen diariamente teniendo como punto en común la pasión por el deporte. Una suerte de lenguaje en el que parecen entenderse más allá de la diferencia generacional.
Es que cada vez son más los padres e hijos que comparten más que el ADN: practican el mismo deporte, y donde el doble rol de padre y entrenador suele convertirse en una situación compleja.
Una coyuntura en la que se convierten en maestro y alumno, donde la enseñanza de valores y sabios consejos que servirán de guía para la vida, prevalecen en la escena, cotizando un valor más alto que esa medalla o trofeo que se pueda exhibir en una vitrina.
Una forma de fortalecer el nexo de unión entre ellos practicando la disciplina que aman y que paralelamente los ayuda a tener una vida saludable, a unos liberándolos del estrés de los agitados días de trabajo y a los otros, estimulando su desarrollo físico y mental.
En nuestra ciudad son muchos los ejemplos de papá y sus herederos disfrutando del deporte preferido, entre ellos el judoca Alfredo Acosta junto a Agustín, Analuz y Andrés, como también los futboleros Daniel Aimar y Matías en el Club Proyecto Crecer o bien Julián Dichiara y Benjamín del Club Deportivo Oeste.
Ellos en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO dejaron sus sensaciones sobre ese sólido vínculo familiar- deportivo que en esta festividad alcanza mayor notoriedad por aquello de rendirle tributo a quien más allá del lazo de sangre, será siempre el mejor entrenador, el máximo referente de la familia.
Felices los cuatro
En el tatami los Acosta son felices practicando judo, su disciplina favorita. Al respecto papá Alfredo comentó que "es algo que te llena el alma poder dirigir a mis hijos, más allá que por ahí no les doy el suficiente tiempo como sí se los doy al resto de mis alumnos. Me siento un privilegiado porque no son muchos los padres que puedan estar incursionando con sus hijos en un deporte o dirigiéndolos que no es nada fácil".
"Siempre le digo a los papás que disfruten de las victorias de sus hijos y los acompañen en las derrotas. Eso es un déficit mío porque muchas veces no pude disfrutar los éxitos de los míos como tampoco estar al lado de ellos en la derrota en razón de estar dirigiendo algún compañero de ellos. En los torneos están "huérfanos" porque estoy ocupado con los demás alumnos, pero lo fueron entendiendo y asumiendo esa situación".
"Más allá de los resultados siempre insisto en que sean buenas personas, que los aprecien como tales y no porque son los mejores en la competencia, porque siempre el que tiene buenos valores tiene un camino más libre con mejores objetivos para concretar. En definitiva, para mi los valores como solidaridad, amistad y respeto están por arriba de los resultados".
Al opinar de sus sucesores no dudó en resaltar: "La verdad que me enorgullecen los tres por lo que están brindado y como se predisponen para hacer judo. Agustín creció arriba de un tatami, es un gran luchador y tiene enormes perspectivas como deportista y más como docente, creo que será tres veces mejor que yo".
"Analuz es distinta, una chica que me enseñó muchísimo, desde su primer nacional a los 9 años cuando se dejó ganar la final porque su rival lloraba y quería que se sintiera feliz. O bien cuando ganó teniendo una quebradura en su mano. Ahora decidió tomarse un año de descanso y disfrutar de su sexto año del secundario, igualmente está entrenando despacio para no perder ritmo y creo que el año que viene retomará sus proyectos. Claro que también tiene vocación para enseñar".
"Y Andrés, el más chico, es un "tiro al aire", todo un personaje, divertido, que molesta a todo el mundo aunque en los últimos tiempos mejoró su comportamiento. Eso sí, es el más técnico, un estratega, y por eso está dentro de los cinco mejores de su categoría a nivel nacional".
"Realmente es un honor y orgullo poder verlos entrenar y luchar todos los días lo que muchos papás a veces no lo pueden hacer. Si un padre puede compartir un deporte con su hijo puede darse por realizado en este mundo", concluyó.
A su turno, Analuz en una suerte de vocera de sus hermanos aludió a su progenitor indicando que "aunque debe asumir dos roles es siempre una persona correcta, respetuosa, exigente, siempre nos alienta tanto en la vida diaria como en los entrenamientos. Para nosotros es el mejor papa del mundo, el que comparte nuestra pasión".
Mientras que en lo personal confesó: "Que me dirija mi papá me da una seguridad mayor, es lindo festejar con él porque es el que te entiende, el que sabe del sacrificio y esfuerzo que uno hace para llegar y también es una presión por el hecho de no querer fallarle".
Finalmente dijo que "por más que por ahí nos enojemos en alguna cosas, te agradecemos por contagiarnos esta pasión, ese primer amor que tuvimos que es el judo y que durará para toda la vida. Gracias por exigirnos siempre y feliz día".
Fútbol de mayores
Los Aimar conviven con el fútbol en la primera de Proyecto Crecer en el ámbito regional. Allí el "coach" Daniel es el encargado de dibujar las estrategias sobre la pizarra mientras Matías tiene la responsabilidad de cuidar el arco de su equipo.
"Es lindo dirigir a tu hijo, pero a la vez ha sido una de las cosas más difíciles que me tocó como técnico, porque nunca se deja de ser padre. La primera vez que lo dirigí fue a sus 15 años en un torneo en Esperanza, después en un sub-21 con La Hidráulica y este año en Proyecto Crecer, es muy lindo pero desafiante y difícil a la vez", comentó Daniel.
"Sufro cuando las cosas no le salen, pero no hay un grito de reto sino una palabra de aliento que tiene que salir como entrenador y como padre. Es muy buen hijo, un muchacho excelente, de pocas palabras pero justas y para mi es una gran persona por sobre todas las cosas y gran arquero", remarcó.
"Aunque es mayor siempre le inculco valores y nos tratamos por el nombre, es decir, no haciendo notar la relación padre- hijo y es muy importante para el resto del plantel", agregó.
"Empecé dirigiendo en el baby fútbol en el Club Belgrano, donde los dirigentes nos
dieron a elegir cualquier categoría menos donde estuvieran nuestros hijos, lo que me pareció una muy buena medida".
"Ojalá eso se extienda a muchos clubes porque veo en el baby que muchos son técnicos porque tienen a sus hijos de lo contrario no lo son y por lo tanto me parece una buena medida para que el baby la aplique. Repito, primero sos padre y después técnico", concluyó.
Por su parte el arquero Matías sostuvo que " la verdad que no es fácil que te dirija tu papá, pero uno trata de responder en base a entrenamiento, seriedad, cumplir con lo que pide en el ámbito del fútbol y tratar de separar la cosas porque dentro de casa es mi papá y en un entrenamiento es el técnico y yo un jugador más. Siempre trato de cumplir de la mejor manera sus requisitos".
"Como entrenador es un apasionado de lo que hace y a la vez un padre responsable por lo que le agradezco todo lo que hizo por nuestra familia. Que disfrute de su día porque se merece lo mejor", subrayó.
Jugando con los chicos
Mientras tanto los Dichiara habitan la órbita del baby fútbol, una etapa inolvidable para los que tienen la fortuna de transitarla. Alentado por otros padres de la categoría 2007 de Deportivo Oeste, Julián un día se calzó el buzo de entrenador y desde allí comenzó a desarrollar una función que reconfortó su espíritu, más aún cuando en el plantel se encuentra su primogénito Benjamín.
"Un día varios de los papás me pidieron que fuera el técnico del equipo como sabía que jugaba al fútbol y entonces me metí. Hoy hace cinco años que lo dirijo y la verdad es un orgullo y a la vez muy lindo porque ves jugar a tu hijo, de compartir cosas con él, mientras lo ayudo a seguir creciendo", apuntó Julián.
"Es lindo el grupo que se formó donde son muy unidos, y en el que se comparten tantas cosas lindas que deja el baby, una etapa que para mí te deja las mejores amistades, y lógicamente me encanta dirigir a mi hijo, es una satisfacción y responsabilidad a la vez".
"Todos los días trato de inculcarle valores. No porque sea mi hijo le tengo que dejar pasar cosas, en eso soy un agradecido porque es muy buen compañero y eso tiene que ver mucho porque hoy por hoy dirigir un equipo donde está tu hijo no es fácil, y por eso lado estoy muy conforme porque se sacrifica por el equipo, entonces me resulta más fácil poder dirigirlo", hizo anotar.
"Debo confesar que sufro cuando las cosas no le salen, como papá y como técnico a la vez, la verdad que sufro y trato de corregirlo. Hay cosas que trato de decírselas de la mejor manera para que lo entienda rápido y no se ponga nervioso y le sea útil para el equipo", añadió.
"Siempre me resultó fácil dirigirlo porque es un chico muy sacrificado por el equipo, corre, mete, hace goles estando en un equipo muy parejo, y hoy por hoy cuando las cosas van mal también lo saco para hacerle ver que no tiene privilegios. Eso se lo recalco continuamente para que el sacrificio sea siempre en las prácticas y en los partidos".
"Tengo un hijo de "10", como persona es muy respetuoso en lo que uno trata de formarlo siempre y como jugador que siga disfrutando detrás de una pelota. Entonces estoy más que orgulloso de dirigir a mi hijo", observó orgulloso.
En tanto el pequeño "Benja" con la inocencia de sus 11 años dijo de papá que "me exige siempre que estudie y que sea buena persona, y como técnico me enseña a moverme dentro de la cancha, pero principalmente a mostrar compañerismo y respeto hacia los mayores fuera y dentro de la cancha".
"Me siento orgulloso porque siempre está cuidándome en mis pequeños detalles y por eso le deseo un feliz día, papá te quiero con todo mi de corazón", cerró con una sonrisa.