Palabra autorizada
Jorgelina Cravero estuvo unos días de visita en nuestra ciudad y pasó por los micrófonos de AM 1050, contando cuál es su presente en Estados Unidos, donde se encuentra radicada junto a su esposo y sus hijos.
La extenista de nuestra ciudad, Jorgelina Cravero hace ya algunos años que junto a su esposo Matías Marín y sus hijos se radicó en Estados Unidos, donde forma parte de una importante academia de entrenamiento, de las mejores de aquel país.
En los últimos días tuvo un poco de descanso y visitó a sus familiares en San Francisco, en un paso casi fugaz. "Siempre que venimos al país son visitas cortas, nos dividimos entre San Francisco, Buenos Aires donde tengo mis hermanas y Rosario de donde es mi marido. La última semana estoy acá en la ciudad y se me pasa volando".
Antes de volver hacia el norte del continente, pasó unos minutos por AM 1050, donde habló sobre su presente y futuro, además de recordar algunos detalles de sus años como profesional.
En el comienzo de la charla explicó: "Nos fuimos hace 5 años, estamos en Oklahoma, trabajando en una academia que es uno de los centros regionales de la federación de allá. Mi marido es entrenador, jugó tenis a nivel universitario, donde fue campeón nacional en Estados Unidos, que es el único título que tiene la Universidad Baylor de Texas, con lo cual el equipo es muy importante dentro de una universidad de buen nivel académico. Matías trabajó en una oficina tras terminar de estudiar, decidió vincularse al tenis nuevamente en Rosario porque era muy amigo de Guillermo Coria. Llegó un momento donde nos salió esta oportunidad en Estados Unidos, nos fuimos para allá y gracias a Dios estamos en una de las academias más exitosas del país. La Federación Estadounidense tiene 5 centros regionales, uno de los cuales es el que tenemos nosotros, con lo cual estamos en contacto permanente con los principales personajes del tenis de Estados Unidos".
Además, en cuanto a su trabajo dentro de ese centro de entrenamiento, indicó: "Empecé con la parte de alto rendimiento, pensando que era lo mío porque había llegado a jugar a ese nivel. La verdad que la demanda y las frustraciones son muy altas. Cuando quede embarazada de Martina, que ya tiene más de 3 años, se me hacía todo difícil. Decidí hacer un paso al costado, enfocarme en los más pequeños y es algo que me encanta. Estoy también trabajando con adultos en otros horarios, cuando los chicos vana la escuela. Ahora tengo mi segundo hijo, que ya tiene un año y medio, se me complicó un poco más y hay que elegir, entre trabajar y tener alguien que cuide tus hijos, o resignar un poco de uno y ocuparse de los chicos. En nuestro caso ni lo dudamos, paso más tiempo con mis hijos y con el paso del tiempo, cuando estén más grandes, volveré a retomar horas de trabajo. Mi prioridad hoy es cuidar a los chicos".
Consultada sobre la posibilidad de retomar la actividad de entrenar a una jugadora profesional, no dudó y destacó: "En este momento diría que no, porque todavía sigo muy ajena y distante de los viajes. Para trabajar con profesionales necesitás viajar y creo que ya viajé suficiente. Mi primer viaje al exterior fue a los 11 años, éramos como 30 chicos con un solo entrenador. De ahí hasta los 30 años viajé sin parar, entonces ya ir a tomar un avión no es algo que me agrade. Matías está más enfocado en la parte de alto rendimiento y tiene un par de chicas que pueden jugar muy bien y a alto nivel, donde intento ayudarlo con ellas, más en la parte mental, aconsejándolas para que no se terminen agotando del tenis".
A la vez que añadió: "Sigo jugando en campeonatos internos con los entrenadores y las señoras, que se viene ahora en enero y me tengo que poner a entrenar porque no puedo pasar vergüenza. Pero me enfoco más en ayudar a las chicas que están con Martín. Hay algunas que ya dentro de poco van a ir a la universidad y trato más de estar con ellas en la parte de transición".
Su retiro del tenis, allá por 2011, fue una noticia muy resonante para el deporte de nuestra ciudad, que perdía del plano competitivo a una de las principales referentes, pero ella aduce que no fue traumático su alejamiento de la actividad. "Cuando decidí retirarme fue un proceso de casi un año que llegó de manera natural por diferentes situaciones, no fue algo brusco. Lo sufrí, lloré, porque una se encuentra viajando todo el tiempo y ocupándose de una cosa, a pensar en qué hacer. Siempre dije que no quería estar vinculada con el tenis, no quería enseñar y me ahora estoy durante horas en una cancha de tenis. Fue algo tan natural que pasó así".
A lo que agregó: "Estaba un día jugando en Paraguay, terminé el primer set, me senté en la silla y me puse a pensar que hacía ahí. Cuando terminé lo llamé a Matías que ya era mi marido, le dije que me volvía casa y que se había terminado todo. Me tomé un par de semanas, jugué algunos torneos más como para ver que pasaba, pero ya no era lo mío. Hoy en día miro los torneos y no los extraño. Fui al US Open a hacer un curso de capacitación, estuve con mis hijos y fue hermoso. Fue lindo estar ahí con mi hija viendo tenis, pero sabía que estaba en el lugar donde debía".
En el año 2007, Cravero entró al cuadro principal de Wimbledon y jugó con Justin Henin, en ese momento la número 1 del mundo. Sobre esto y otros logros, destacó: "Ese fue uno de los momentos más locos de mi carrera. Este año se cumplieron 10 años y fue algo muy lindo. Tuve la suerte de ser Campeona Panamericana y cuando uno compite tanto de manera internacional no le da mayor importancia, pero esa medalla dorada fue una de las cosas que me ayudó a tramitar mi visa para poder trabajar en Estados Unidos, ese título fue clave. Es algo que uno no le presta atención, pero a los ojos de los americanos llama la atención. Cuando pasa el tiempo uno se va dando cuenta de algunas cosas que logró y las aprecia más. Estoy transitando ese momento".