Rosso - Milajer: regreso con gloria
Gustavo Rosso y Ariel Milajer recordaron lo vivido en el Ironman Lanzarote Canarias, en España, del que regresaron orgullosos portando las medallas de "finisher"
Cumplieron con la palabra empeñada a este cronista en la previa de semejante travesía. Ellos volvieron a nuestra redacción luciendo las remeras y medallas que certificaron la condición de "finisher" logradas en el Ironman Lanzarote Canarias, en España, hace unos días atrás. Un regreso con gloria y por ende cargado de felicidad para Gustavo Rosso y Ariel Milajer.
El programa turístico de uno de ellos, aprovechando ese viaje a Europa, demoró la vuelta casa pero de ninguna manera aplacó tanta satisfacción, por el contrario, aumentó las ganas de rememorar la difícil prueba de superación humana, de compartir con todos lo que para ellos significó una experiencia irrepetible.
-¿Se trató de una experiencia única?
-En lo personal fue mi quinto Ironman, y me siento más que conforme porque cumplí con los objetivos planteados. Lógicamente esto vino a ser la "frutilla" del postre, dejando de lado las distancias que hacemos con Braian (Micheli) que eso personalmente tiene otro valor.
Sin dudas una prueba única por las características y la topografía, fundamentalmente donde se hizo el ciclismo, con la altitud y el viento fue realmente mucho más complicado de lo que me imaginé y sabiendo incluso de se trataba de algo complejo.
Haber terminado la etapa de ciclismo fue una satisfacción increíble y en la etapa de natación donde tenía problemas internos en las largadas algo así como un ataque de pánico y no lo tuve. (Rosso)
-Está claro que esta fue una carrera mítica, como dijo
Gustavo, por la altimetría que tuvo en el ciclismo. En lo personal le tenía más
que respeto, de las tres disciplinas el desafío era poder culminar esos 180km.
en bici con los 2500m. de altura más los vientos.
Entonces como triatleta ha sido un sueño hecho realidad, y obviamente, no se puede comparar con ninguna otra carrera, ni con las que hice y las que voy a hacer. (Milajer)
-El ciclismo entonces fue el obstáculo a sortear...
-En el mirador de Haría, el punto más alto de la carrera que es a los 104 km. había un puesto de avituallamiento que es donde uno deja una comida especial para poder buscarla, lo que en mis anteriores Ironman nunca lo había hecho y esta vez sí lo hice sabiendo lo duro que se venía.
Y bueno, cuando me bajé quedé totalmente con las dos piernas acalambradas, fueron 3 a 4 minutos con pinchazos hasta que el cuerpo comenzó a funcionar de nuevo y recién pude buscar los sándwiches y seguir la carrera cuando todavía me faltan unos 80 kilómetros. (Rosso)
-En los 180km. de bici gracias a Dios pude tener un
desenvolvimiento mejor de lo que pensaba, tenía previsto ponerle más de 7 horas
y terminé haciéndolo en 6.23 horas.
No iba mirando el velocímetro solo empujando por las sensaciones, a subir como podía y bajar descansando un poco las piernas.
Algo que nos ayudó es que hicimos un machete que pusimos en el manubrio donde teníamos el dibujo de la altimetría de los 180km., de cuanto duraba la pendiente que venía, en que kilómetro era y que grado de inclinación tenía.
Por ejemplo, sabía que el kilómetro 30 tenía una subida que duraba 5 kilómetros y que era el 15 por ciento de desnivel. Eso me ayudó a regular el andar y creo que mejor no lo hubiese hecho. (Milajer)
¿Hubo algún momento donde flaquearon las fuerzas y afloraron las dudas por seguir?
-Cuando empecé a correr, todo ese desgaste de la bici me pasó factura. Los primeros 30km. los hice en un buen ritmo, pero después se me vino todo el cansancio acumulado y llegó un momento en que la idea era no parar, no caminar en ningún momento solamente en los puestos de agua o comida.
Y en el kilómetro 36 ya me dolían mucho los cuádriceps y corrí mucho más lento de lo que venía hasta el final y así pude zafar del mal momento. (Milajer)
-En el pedestrismo tuve la gran suerte de que no tenía
calambres y corrí los primeros 30km. a un buen ritmo, pero cuando encaré los últimos
12 kilómetros, con más de 12 horas de carrera, el cuerpo es como que se empieza
a apagar y no hay chances.
De todas maneras, me propuse no caminar cuando mucho lo hacían. Seguí corriendo a un ritmo menor pero cada kilómetro se lo iba dedicando a un ser querido, por ejemplo este es para Lautaro, para Bruno, para mi mamá, y fueron doce dedicaciones especiales. Lo planteé de esa manera porque sino no llegaba, no daba más. (Rosso)
-Finalmente llegó el alivio tras cruzar la meta...
-Cuando llegas si bien no te queda un gramo de energía, se te cruza todo por la cabeza, todo el sacrifico que hiciste durante 6-7 meses quitándole horas a la familia y los afectos. Pero todo lo que vos dejaste en ese tiempo, se te devuelve cuando cruzas ese arco de llegada, más cuando detrás de la meta tenía a mi novia quien hizo mucho para que yo pudiera estar ahí. (Milajer)
-Son sensaciones muy fuertes, siempre digo que el triatlón
me salvó la vida porque en momentos en los que estuve muy mal, que necesitaba
ocupar el tiempo en algo positivo, el grupo, la familia del triatlón, los
amigos, me apoyaron, incluso la propia familia que se adaptó a mis tiempos para
alcanzar el objetivo.
Es sentir que uno cumplió con el objetivo trazado y a la vez, es una nueva línea de largada. Es la dualidad de decir terminé pero ya estoy arrancando otra vez.
Es una felicidad que no se puede describir y que solamente se pueden dedicar a las personas que uno ama y a las que nos acompañan, y quiere que lo pongas, parte de la llegada también te la debo a vos porque en los momentos que no daba más, me dije "tengo que llegar porque le prometí la medalla a Carlitos (Ludueña)". (Rosso)
-En verdad se sufrió
pero el balance dejó un saldo positivo...
-Haciendo un balance general, estoy más que conforme, llegué dentro de los 900 primeros entre 1600, es decir en la mitad de adelante, y de los 7 argentinos que estuvimos, llegué tercero y Ariel segundo.
Yo hice un tiempo de 13 horas, 40 minutos, 06 segundos y quedé 856, mientras que Ariel hizo 11 horas, 50 minutos, 25 segundos y terminó 370 en la general.
Se que esos números no significan nada porque hay que tratar de llegar, pero hicimos una carrera correcta, y otra cosa que demuestra lo durísima que es la carrera es que 350 personas no la terminaron. (Rosso)
En el final de la charla, no faltaron los agradecimientos a
sus familias y afectos, sólidos pilares en sus proyectos deportivos. Ahora llegó
el tiempo del merecido descanso, de relajar tensiones, aunque el espíritu
inquieto de ambos ya comenzó a incentivarlos para otras pruebas pedestres, las
que asumirán con el mayor compromiso, más aún, después de haber dado muestras
de gran fortaleza en uno los triatlones más duros del mundo, en el que se
colgaron la merecida medalla al valor.