Sampaoli 2018: renovación y cambio
Imagino a Martino y a Bauza llorando por los rincones de su casa, sin poder conciliar el sueño por las noches, con remordimientos por su inacción durante tres años, dos de Tata y uno de Patón.
Se encadenaron y esclavizaron a un status quo, no tuvieron libertad ni pelotas para cambiar, y así les fue. Su obsecuencia a los subcampeones de todo no les trajo ningún rédito.
Era tan fácil Gerardo, era tan sencillo Edgardo: agarrar una hoja en blanco y anotar los apellidos de los mejores futbolistas argentinos por el mundo, casi el sueño de 40 millones de argentinos.
No tuvieron gestión, desaprovecharon la oportunidad de sus vidas.
Jorge Sampaoli lo hizo. Borró de un plumazo el mito de que a Mauro Icardi no lo quiere el grupo y es imposible de citar. Chau tabú. Adiós a los códigos. El marido de Wanda está y ahora deberá ganarse el puesto en la cancha metiendo goles, como debe ser, sin Twitter ni Instagram.
El casildense tiene todo por hacer en poco tiempo, a su favor tiene materia prima, entre ellos al mejor del planeta, su capitán, Leo Messi. Serán 12 meses a pura adrenalina, debut en días con Brasil, gira, trabajo, convivencia y al Centenario a jugarnos ir al Mundial.
La lista invita a soñar, hay aires de cambio, ¡por fin! Escoba nueva barre bien dicen, sangre nueva aporta, los casos de Salvio, Guido Rodríguez, Mamana, Papu Gómez, Paredes, más los locales Gómez, Tagliafico y Nacho Fernández ilusiona. Ahora falta lo más importante: jugar, ganar, convencer.
El DT deberá además tener un comportamiento intachable, ser y parecer, todas las mentiras de este tiempo no lo ayudaron y no lo dejaron bien parado, decir que fue desprolijo sería amable para definir su conducta y su salida del Sevilla. Ahora es el técnico de la selección argentina, no debe mentir más. Debe ayudar a Messi a conseguir lo único que le falta, ser campeón del mundo.