SE CORONÓ EN BUENOS AIRES
El ucraniano Alexandr Dolgopolov derrotó en la final al japonés Kei Nishikori y festejó por primera vez en el ATP porteño.
El ucraniano Alexandr Dolgopolov, 66 del ranking mundial, se consagró ayer campeón del ATP de Buenos Aires al superar en la final al japonés Kei Nishikori, quinto del escalafón y máximo favorito, con parciales de 7-6 (4) y 6-4, en el Lawn Tennis Club porteño.
En una calurosa jornada en la cancha central "Guillermo Vilas" del predio ubicado en el barrio porteño de Palermo, Dolgopolov aprovechó sus mejores cierres de cada parcial para quedarse con su tercer título ATP, primero desde 2012, cuando venció en Washington.
El ucraniano también se dio el gusto de superar por primera vez a Nishikori, con quien había perdido los cinco cotejos previos entre ambos, sin siquiera poder ganarle un set al japonés.
Para Dolgopolov se trató también de su segundo título en polvo de ladrillo, seis años después de coronarse en Umag 2011, y sucede en la corona del ATP porteño al austríaco Dominic Thiem, vencedor en 2016.
"Siento que jugué muy bien, estuve muy agresivo, es el mejor nivel que tuve en mucho tiempo. Me siento muy feliz por volver a ganar un título, estoy muy feliz", destacó Dolgopolov.
Nishikori, que sufrió la undécima derrota de su carrera en finales ATP, felicitó a Dolgopolov y expresó que se mereció "la victoria".
Si bien Nishikori partía como favorito del certamen, Dolgopolov coronó una semana formidable que incluyó victorias sobre el serbio Janko Tipsarevic, el uruguayo Pablo Cuevas, el austríaco Gerald Melzer y el español Pablo Carreño Busta, antes de superar a Nishikori.
En la final, Dolgopolov se mostró muy sólido y desde el comienzo buscó presionar a Nishikori, que pronto quedó a la defensiva, y aunque consiguió llegar al tie-break, cedió el desempate, en el que el ucraniano falló menos y complicó con el revés cruzado y profundo.
En el segundo set, la paridad se mantuvo hasta el séptimo game, cuando Dolgopolov consiguió el único quiebre de la final, para luego sentenciar el encuentro con su saque y celebrar con los brazos en alto su primer título en casi cinco temporadas.
En tanto, en la versión del dobles, los colombianos Juan Sebastián Cabal y Robert Farah derrotaron en la definición al español David Marrero y al mexicano Santiago González por 6-1 y 6-4, y retuvieron el título que habían conseguido la temporada pasada.
Con poco público
La edición 17 del ATP de Buenos Aires que consagró campeón al ucraniano Dolgopolov, fue la de menor cantidad de público en la historia del torneo, algo que llamó la atención porque sucedió cuatro meses después de haber conquistado la Copa Davis por primera vez.
Durante toda la semana se vendieron 34.171 entradas, menos que la anterior peor edición en cuanto a concurrencia, que había sido la de 2002 con el país en una grave crisis social, política y económica, luego del Gobierno de la Alianza del expresidente Fernando De la Rúa.
En esa ocasión se habían vendido 35.569 boletos, pese a que el momento del país era delicado. Así y todo fueron 1.400 tickets más que este año, siendo que el aficionado al tenis está 'dulce' tras la enorme conquista de la Davis en Zagreb, el 27 de noviembre pasado, tras haber superado en la final a Croacia por 3-2.
Claro que de los "héroes" de Zagreb no dieron el presente. No estuvo Del Potro, capaz de llenar él solo un estadio. Los otros tres, Delbonis, Pella y Mayer, fueron eliminados rápidamente, además de que ninguno de ellos es lo suficientemente carismático como para reventar las boleterías.
Así, el único argentino que levantó al público en la cancha central del Buenos Aires fue el "Gladiador" Berlocq, quien curiosamente no iba a jugar el torneo y debió solicitarle una invitación especial al director deportivo Martín Jaite, a través de las cámaras de TV.
Es que Jaite se estaba por inclinar por el argentino Nicolás Kicker, el destinatario original del 'wild card'. Pero Berlocq aprovechó la ocasión para reclamarle el lugar, mientras era entrevistado, algo insólito pero que benefició al torneo porque fue el único que generó real interés.
Es que sin Nadal, o un legionario como Nalbandian, Coria o Gaudio, el torneo se quedó sin una figura convocante.