Una incansable luchadora
Analuz Acosta participó de un período de perfeccionamiento en Japón, con miras a los Juegos Olímpicos 2020 y 2024, y ahora está enfocada en el Sudamericano de Ecuador y el Mundial de Chile, sendas competencias a disputarse este año.
El 2017 se le presentó tan dinámico como subyugante. Una agenda deportiva desbordante de compromisos, a punto tal, que debió que optar por los más convenientes, evaluando razones físicas y fundamentalmente económicas ante la ausencia de subsidios. En ese sentido, con lógica tristeza, se bajó del Panamericano de México a disputarse en julio próximo.
Arrancó con un título en el Argentino de San Juan y hace muy poco llegó de una inolvidable experiencia en Japón, donde llevó a cabo un plan de perfeccionamiento junto a la Selección Argentina conducida por Daniela Krukower y Laura Martinelli, como parte de la preparación rumbo a los Juegos Olímpicos de 2020 y 2024.
Ahora sus planes futuros son la participación en el Sudamericano de Ecuador y el Mundial de Chile ambos en agosto, mientras apura su tiempo para ponerse al día con sus estudios -cursa el 5º año en el Pablo VI-.
Con días intensos, manejándose contra reloj, así vive la yudoca Analuz Acosta quien previo a iniciar sus clases en la academia, en un diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO aludió a su excelente actualidad, esa que gestó a base de tenacidad, sacrificio y una vida dedicada a este deporte. Una verdadera luchadora de alma.
-¿Esperabas tener un temporada tan intensa?
- La verdad que estoy un poco cansada pero feliz. Me tomó por sorpresa el viaje a Japón. Un día mi papá me despertó con la propuesta de ir allá y no dudé en aceptarla, entonces en dos semanas sacamos pasaporte, visa, todo.
La verdad que nunca esperé ir a Japón, sí soñaba con poder viajar alguna vez, y la verdad que ese sueño se me hizo realidad de un día para el otro.
-Sin dudas resultó una experiencia inolvidable...
-Solo hicimos entrenamientos, no competimos. En la primer semana paramos en la Universidad de Tsukuba donde practicábamos en doble turno, a la mañana físico y por la tarde teníamos yudo que consistió en muchas luchas con los japoneses.
-¿Notaste alguna diferencia con el yudo que se practica en la Argentina?
-El yudo de Japón es mucho más ligero, rápido, tienen mucha velocidad, son más ágiles, no pasa tanto por la fuerza como hacemos nosotros que además pensamos mucho. Ellos te atacan, con lances continuamente, es una técnica más dinámica.
Y en la segunda semana tuvimos en el Kodokan que es un centro de entrenamiento internacional. Así que fue una experiencia muy positiva.
No obstante fue un choque psicológico muy duro por el cambio de horario, nunca terminamos de acomodarnos.
-¿Qué significa integrar la Selección?
-Es un orgullo poder ser parte del seleccionado, pero me entreno y me esfuerzo para eso cada día. A los 5 años empecé en este deporte pero hace desde los 8 que entreno bien.
-¿La ilusión es poder estar en un Juego Olímpico?
-Es el sueño a cumplir.
-Ahora se viene el Panamericano pero no participarás...
-Sí, por una cuestión económica. Esta bien que hace poco llegué de Japón con algunos dolores arriba por los duros entrenamientos, pero la realidad es que no pude viajar por no reunir los fondos necesarios para viajar. Tuve la ayuda de algunas firmas locales a igual que mi auspiciante Royal Prestig pero igual no alcanzó para cubrir los costos.
Me hubiese gustado estar en el Panamericano de México, sé que venía cansada aunque a la vez bien entrenada, pero no llegamos con la plata.
Todavía sigo esperando por una beca, siempre presenté carpetas a nivel provincial pero nunca tuve una respuesta.
-¿Hay otras competencias en el futuro?
-Está el Mundial de Chile y el Sudamericano de Ecuador, ambos en el mes de agosto. Pero respecto al Mundial hay que ver que metodología utilizan en el Panamericano, por que si ponen como condición haber estado en México, ahí ya no tendré posibilidades. De lo contrario, trataríamos de ir. En cambio a Ecuador sí vamos.
-¿Algo más para agregar?
-Quiero agradecer el apoyo de mi familia, a mi papá (Alfredo) quien es mi profesor, mi hermano Agustín que me hace de "sparring", a Gabriel Vercesi con el que hago una preparación física específica y Sergio Vidal con el que trabajo la fuerza y velocidad. También a los "profes" del colegio que me bancaron en estos días para ponerme al día con las materias.