Una pasión que no sabe de distancia
El sanfrancisqueño Andrés Bogetto, radicado hace 10 años en Lima, Perú, llegó el viernes 15 a nuestra ciudad para pasar las vacaciones junto a su familia y poder alentar al club de sus amores: Sportivo Belgrano.
¡Que linda que está la cancha!.
La exclamación partió de Andrés Bogetto, cuando ingresaba por el portón
principal del estadio "Oscar C. Boero" para reencontrarse con el epicentro de
la pasión que lo moviliza: Sportivo Belgrano. Es sanfrancisqueño pero lleva 10
años viviendo en Lima, Perú, y de paso por la ciudad, hoy estará alentando a la
"Verde" desde la tribuna Centenario.
Se describe como un "fanático" del elenco de barrio Alberione, un amor que comenzó casi por casualidad pero que se consolidó con el paso del tiempo. Hoy, a pesar de la distancia, sigue siendo socio de la "Verde", a la cual le sigue los pasos a cada instante a través de las redes sociales y los medios.
Este domingo podrá ver nuevamente a su equipo en acción después de más de seis años dado que, la última vez que pudo hacerlo fue, ni más ni menos, que el 30 de junio de 2013. Ese día, Sportivo vivió uno de los días más felices de su larga vida con el ascenso al Torneo Nacional B. En aquella oportunidad, Bogetto se vino especialmente a alentar al club.
Pasó por las inferiores de la "Verde", en épocas de Liga Cordobesa, y al recordarlo se le dibuja una sonrisa. "Fueron épocas hermosas", dice.
Acerca del viaje, que fue un regalo familiar -su mujer es Argentina y en territorio incaico tuvieron a su pequeño hijo-, éste fue obsequiado hace casi 6 meses y desde entonces comenzó a analizar los partidos que Sportivo tendría durante su estadía en San Francisco.
Además, cuenta que "es muy lindo haber regresado a la ciudad. La vi muy linda. Veo que más allá de los problemas económicos del país la gente va al frente".
En diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO, contó cómo fue su partida a Perú, su amor por Sportivo Belgrano y el amor y respeto del peruano para con el argentino, fundado aquel recordado apoyo durante la Guerra de Malvinas.
-¿Cuándo partiste a Perú y en qué contexto?
Me fui el 30 de noviembre de 2009 por razones de trabajo. La empresa en la cual trabajaba me propuso irme a Lima por tres meses. Y no volví más. La idea era volverme después de esos tres meses porque acá tenía que seguir con la universidad, estaba mi familia, mi novia, mis amigos.
Decidí hacer el sacrificio de irme a otro país y probar suerte. Cuando partí, dije 'en tres meses vuelvo' y hoy ese vuelvo se tornó en un 'vuelvo cuando puedo'. Hace 10 años que me establecí allá.
-¿Cómo surgió tu amor por Sportivo?
Yo nací en San Francisco pero siendo pequeño nos fuimos con mi familia a vivir a Colonia Cello, donde permanecí hasta los 9 años.
Un día nos vinimos a la casa de mi abuela, en San Francisco, que vivía a 5 cuadras de la cancha. Pasamos frente al estadio y era una locura de gente, yo no entendía nada porque era chiquito. Le pregunté a mi papá qué pasaba y me respondió que jugaban Sportivo y Racing la final de la Liga Cordobesa.
Empecé a insistir en que quería ir hasta que convencí a mi papá y fuimos. Era todo sorprendente. Los bombos, las banderas, la cantidad de gente. Desde entonces siempre le preguntaba cuándo jugaba Sportivo, seguíamos todo por la radio o nos veníamos a la cancha. Así se empezó a forjar este amor, tuve la suerte de jugar en las inferiores del club, en épocas de Liga Cordobesa.
-¿Cómo continuó tu amor por el club después del viaje a Perú?
La distancia no es grata bajo ningún medio. Más allá de que hay muchísimas maneras de estar comunicados por la tecnología, el no estar en el lugar es durísimo. Al principio, en 2009, seguía todos los partidos por radio a través de la web. Tengo un grupo de amigos grande en la ciudad y son todos de Sportivo, es decir que siempre estoy al tanto de lo que va sucediendo.
Pasó muchísimo en estos 10 años. Dos ascensos, partidos históricos. A mí me tocó ver, antes, a un Sportivo Belgrano en una situación muy compleja. Hoy es una gran satisfacción ver al club de esta manera, recuerdo todo lo que se sufrió y veo cómo estamos hoy y siempre se me escapa una sonrisa.
-Un hombre puede cambiar todo menos la pasión por el club del cual es hincha, se comenta en la película el "Secreto de sus ojos". Pasaron 10 años desde que te fuiste a Perú, ¿cómo lo seguís sintiendo?
Estamos cada vez más enfermos. Estoy siempre viendo qué pasa en el club, analizando rivales, partidos, tratando de hablar con gente de la ciudad para saber cómo anda Sportivo.
Este domingo voy a disfrutar mucho ver a Sportivo en el estadio. Intenté ir a verlo a Salta, no me importaba cuánto había que viajar, después no lo pudimos hacer por el feriado largo. Hubiese sido hermoso porque además ganamos.
-¿Cómo es el peruano? Tiene un vínculo de hermandad muy grande con el argentino, ¿es así tal cual?
Nos adoran. El peruano es una persona trabajadora, que viene mejorando hace años en el nivel de educación pero es un país que sufrió mucho en ese sentido a lo largo de su historia. Son un tanto retraídos, de perfil bajo, el peruano es una persona pensante y muy agradecida.
Los de Malvinas es impresionante. Hará unos 4 años atrás, en Lima, me subí a un taxi y el conductor me preguntó si era argentino y empezamos a hablar. Charlamos mucho y me contó que él manejaba uno de los aviones que llegaron desde Perú a nuestro país, preparado para luchar por nuestro país. Fue realmente increíble.
Perú es un país al que le estoy sumamente agradecido. Me dio un hijo, ni más ni menos.